Yo creo que la mejor opción es siempre no desconfiar, nunca. La desconfianza no sirve. La desconfianza genera intrigas y las intrigas dividen y debilitan. La desconfianza te debilita y aísla y terminas de confiando todo. Entonces el verdadero mal te lo haces vos, no al otro. La desconfianza nos recluye, nos hacer perder nuevos afectos y nos deja a la deriva. Nos podemos equivocar confiando en la gente equivocada, pero la mayoría de las veces no es asi.
Wednesday, June 9, 2010
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